Una de las grandes cuestiones relativas a las fusiones y adquisiciones, si no la mayor, es la fijación del precio de una empresa. Expliquémonos: el controlador o vendedor de una empresa la valora con todos los datos de su contabilidad y, como conoce a fondo su sector, conoce: las últimas facturaciones, sus principales competidores, las últimas proyecciones del mercado. En definitiva, domina su negocio. Por su parte, el adquirente no conoce los entresijos de la empresa y, en ocasiones, ni siquiera opera en el mismo sector.